Si, la palabra packaging te suena es porque llegó para quedarse!
Pero, ¿Qué es el packaging?
Es una palabra en inglés que podemos traducirla como el envase o envoltorio que protege un producto de los daños externos, del entorno o en su envío, pero no es solo esto, es la carta de presentación de un producto, que cuanto más atractivo se vea, más captará la atención del consumidor sobre los otros de la competencia.
Sabemos que abrir un paquete se ha convertido en toda una experiencia en sí misma. Esto lo podemos ver diariamente en videos subidos a las redes donde se desempaqueta todo tipo de productos, lo que marcó una nueva tendencia para darse a conocer.
Conociendo los gustos y necesidades de nuestro cliente, sabremos cómo atraerlo y brindarle un plus a través del packaging. Es por esto que para un diseñador, la creación de esta pieza de comunicación es algo fundamental, veamos algunas características para desarrollar un buen envase:
Identidad: Que nuestro cliente reconozca nuestro producto entre tantos de una góndola, que lo reconozca, lo elija, le llame la atención y busque probarlo, se debe a la importancia que le hemos dado a la imagen de nuestro packaging, y quedará en la memoria del consumidor por su presentación, diseño, forma y material.
Protección: Debe proteger el producto en sí, para que se mantenga en perfectas condiciones de conservación hasta su uso. Necesitamos que nuestro producto no se rompa, no se deteriore y que se mantenga tal como lo enviamos a su distribución.
Visibilidad: También hay que pensar desde dónde vamos a enfocar al producto mismo, es decir qué queremos mostrar del contenido, si dejamos ver una parte de lo que viene dentro o si lo mostramos mediante una ilustración o fotografía.
Comodidad: El envase debe facilitarle al comprador, su traslado y almacenamiento. Le damos beneficios, satisfacemos su necesidad, buscamos no generarle ningún problema llevarse nuestro producto.
Utilidad: Es bueno lograr que el cliente busque sí o sí una segunda vida para los envases, pudiéndolos reutilizar o canjear por otro. Si conseguimos esto, la marca quedará por más tiempo junto al consumidor.
Comunicación: Es importante que la información este correctamente ubicada y que sea de fácil lectura. Deben figurar las características sobre el producto, conservación, mantenimiento y forma de uso, para facilitarle al usuario una mejor utilidad.
Función Social: El ser un humano es social y quiere pertenecer, compramos ciertos productos porque queremos ser parte de algo, es por eso que debemos conocer lo que busca nuestro cliente y saber abordar una estrategia que haga referencia a su estilo de vida.
Diseño sostenible: El pensamiento verde está cada vez más presente en el consumidor, por eso es imprescindible que nuestro packaging respete nuestro ecosistema mediante materiales reciclados, reciclables, naturales del propio producto o la menor cantidad de plástico y residuos contaminantes posibles, todo un acierto que puede incluso mejorar la imagen de una marca.
Tipos de packaging
Existen diferentes tipos de packaging según su función, que pueden ayudarnos a crear un concepto para desarrollar un packaging original y característico, capaz de llamar la atención de los consumidores:
Packaging primario: Hablamos de todos los envases que están en contacto directo con el producto y que lo contienen, por ejemplo un sachet de leche, etiquetas que van sobre los productos, cajas, etc.
Packaging Secundario: Los embalajes que dentro contienen uno o varios productos, como los papeles o cajas para regalos, bolsas.
Packaging Terciario: Son las cajas para transportar los productos.
Ahora que ya conoces algunos secretos del packaging… ¿Cómo presentarías tu producto?